Continuando con la PRL en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, y en los que a los riesgos meteorológicos se refiere, los primeros a los que nos tenemos que enfrentar los policías y guardia s civiles (servicio a la intemperie), ahora que se aproxima la estación invernal, vamos a tratar el frío.
El frío es un riesgo laboral y como tal se debe reflejar en las evaluaciones de riesgo y adoptar las medidas preventivas adecuadas. Nuestros responsables tienen que tener en cuenta que son factores de este riesgo: nuestro servicio al aire libre, la equipación no adecuada, una falta de previsión, y el deficiente mantenimiento de vehículos, Jefaturas, Comisarías y puestos.
Como vimos cuando hablamos del calor, las temperaturas extremas pueden afectar a la salud de las personas en lo que se conoce como estrés térmico. Con un calor extremo causando una deshidratación y golpe de calor, y en lo que respecta al frío intenso con una entrada en hipotermia. Antes de llegar a esos extremos se encuentra lo que conocemos como disconfort térmico (condiciones ambientales que provocan incomodidad o molestias).
Confort térmico es el rango de temperaturas ambientales dentro de las cuales una persona, con una vestimenta específica, mantiene el balance térmico corporal gracias a los mecanismos de respuesta fisiológicos.
Podemos pensar que esto apenas nos afecta, ya que la mayoría de los efectivos prestamos servicio en grandes urbes, pero no podemos olvidar que miles de nuestros compañeros tienen destino en el medio rural, enfrentándose al frío no solo durante las estaciones del otoño e invierno, también durante el verano. Muchos de ellos nos pueden ilustrar cuando dejan la comodidad de la zona urbana para ir a atender un servicio a pedanías o parroquias distantes de su Jefatura o puesto; también, en ocasiones, atender otros en zona de monte o sierra. En ciudades no podemos olvidarnos de aquellos compañeros que prestan su servicio en motocicleta, o, aunque apenas se ve hoy en día, la regulación en cruce durante horas.
Los estudios médicos revelan que las temperaturas extremas afectan fundamentalmente a nuestra salud de una manera indirecta. Las afecciones a la salud ante estos FMEX se originan a consecuencia del agravamiento de enfermedades crónicas en personas sensibles, especialmente en aquellas de edad avanzada. Ante el riesgo que tratamos hoy, también como consecuencia de aquellos accidentes que se pudieran derivar de las heladas.
El frío intenso afecta a nuestra salud de diferentes maneras: enfermedades ligadas a éste (sabañones, pie de trinchera, pie de inmersión e hipotermia); otras enfermedades (gripe, bronquitis, neumonías, incremento de la presión sanguínea, o agravando otras crónicas); aumenta el riesgo de incendio e intoxicación por CO; por supuesto, facilitando accidentes, ya sean de tráfico como por caídas a causa del hielo.
En las estadísticas de accidentes de trabajo, los accidentes provocados por exposición al frío o ambientes helados apenas representan un 1%. La mayoría de estos accidentes y que tienen relación con este riesgo (caídas, tropezones, descuidos, lesiones musculo-esqueléticas), son clasificados en otras causas o conceptos. También afecciones respiratorias son clasificadas como enfermedades comunes y no las relacionan con el entorno laboral.
La Organización Mundial del Trabajo (OIT), en su Enciclopedia de Salud y Seguridad en el Trabajo, dice que la mayoría de las personas cuando realizamos un trabajo ligero o sedentario, con la ropa adecuada y sin corrientes de aire, a temperaturas de entre 20 y 26 grados centígrados, las adecuadas para servicio en dependencias, tenemos sensación de neutralidad térmica. La percepción que cada uno tenemos del bienestar térmico y del malestar por el frío es muy variable, ello debido a las diferencias de ropa (lo que a nosotros no tiene que influirnos, vestimos uniforme), actividad física, preferencias subjetivas y la habituación. Las distintas percepciones aumentan en exterior.
Los policías y guardias civiles sanos, con unas adecuadas medidas preventivas y como son: ropa, equipos de protección, formación y una adecuada organización del servicio, aun en situaciones en que el frío es intenso, no ponemos en riesgo nuestra salud.
Las reacciones fisiológicas y de conducta derivadas de nuestra exposición al frio, influyen en nuestra capacidad y rendimiento laboral. Nuestra función mental y conducta son más proclives a la distracción y el rendimiento físico se merma; ejemplo de esto último lo podemos ver en la destreza manual que depende de la temperatura de dedos y manos, así como de los músculos del antebrazo.
El rendimiento del sistema muscular resta con el frío. Todos sabemos que cuando la función muscular se ve dañada, se pierde la capacidad física para el trabajo. Por cada grado que desciende nuestra temperatura, se reduce entre un 5 y un 6% nuestra capacidad de servicio (medida por la capacidad aeróbica máxima).
Se estima que con diferentes niveles de temperatura en manos y dedos los efectos en nuestra destreza manual son:
TEMPERATURA EN GRADOS CENTÍGRADOS | EFECTOS |
32-36 | Óptimo funcionamiento de manos y dedos |
27-32 | Efectos en destreza, precisión y velocidad de dedos |
20-27 | Merma del rendimiento en trabajos de alta precisión, menor resistencia. |
15-20 | Merma del rendimiento en trabajos sencillos con manos y dedos, sensación de dolor ocasional. |
10-15 | Fuerza muscular bruta menor y deterioro de la coordinación muscular cursando sensación de dolor. |
6-8 | Bloqueo de los receptores sensoriales y térmicos de la superficie de la piel |
-10 | Entumecimiento, deterioro del rendimiento manual para tareas como agarrar, empujar, etcétera. |
-0 | Congelación de tejidos |
EL ESTRÉS TÉRMICO POR EXPOSICIÓN AL FÍO
En el servicio policial común, alcanzar el grado de hipotermia, es difícil, pero no por ello imposible, por tanto, vamos a abordar el estrés térmico por frío.
Se entiende el estrés térmico por frío y así se señala en la NTP 1036 del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, como la carga térmica negativa (pérdida de calor excesiva) a la que estamos expuestos los trabajadores y que resulta del efecto combinado de factores físicos y climáticos que afectan al intercambio de calor (condiciones ambientales, actividad física y ropa de trabajo).
Depende fundamentalmente de la temperatura ambiental y de la velocidad del aire, pudiendo dar lugar a diferentes tipos de estrés que pueden concurrir a la vez:
- Enfriamiento de todo el cuerpo
- Enfriamiento local y que puede ser de las extremidades, cutáneo por convección (a causa del viento), cutáneo por conducción (de contacto); y enfriamiento del aparato respiratorio.
La combinación del viento y una temperatura baja, aumentan significativamente la capacidad de enfriamiento del ambiente, lo que tenemos que tener en cuenta para la selección de la uniformidad, asignación de servicios y protección de las dependencias policiales.
Una temperatura ambiental inferior a los 15º centígrados puede dar lugar a una falta de confort y sobre todo en trabajos sedentarios y ligeros como es un servicio de patrulla o preventivo. La exposición prolongada a temperaturas por debajo de los 10º pueden causar daños a nuestra salud
En cuanto a los funcionarios con mayor riesgo de sufrir los efectos de la exposición al frío hay que tener en especial consideración por sensibles a los siguientes policías y guardias:
- Que padezcan enfermedades crónicas y como puede ser el asma o insuficiencias respiratorias, infecciones respiratorias, hipotiroidismo, diabetes, patología cardiovascular, enfermedades neuropsiquiátricas, y adicciones. Algunos medicamentos pueden agravar los síntomas ligados al frío; interfieren con los mecanismos de adaptación del organismo de la persona, pudiendo incluso provocar o contribuir en la aparición de una hipotermia.
- Se tiene que tener en cuenta a los policías de más edad en la asignación de servicios. Los principales mecanismos defensivos con los que contamos frente a este riesgo (tiritona y vasoconstricción), en algunos compañeros mayores pueden estar debilitados.
Es importante se nos facilite por parte de nuestros mandos y Servicios de Prevención, el derecho periódico de vigilancia de la salud y el someternos nosotros voluntariamente al mismo; todo con el fin de diagnosticar posibles disfunciones y especiales sensibilidades a este y otros riesgos.
Un funcionario de baja, tiene un coste económico y moral para él y sus familias; de organización para el buen funcionamiento del cuerpo; y un coste económico para la sociedad que tiene que sufragar su baja, o en el peor de los casos su invalidez o muerte. Es fundamental que los policías estemos formados en el conocimiento de nuestro organismo para ser capaces de identificar síntomas derivados de una exposición excesiva que nos permitan actuar lo más pronto posible para evitar males mayores y por ello los vamos a estudiar.
Nuestro cuerpo tiene que mantenerse en una temperatura constante de entre 36.1°C hasta 37.2°C; según investigación publicada en 2017 en el «British Medical Journal» 36,6ºC, con independencia de las características térmicas ambientales. Cuando no podemos mantener esa temperatura interna, entramos en estrés; nuestro organismo no puede mantener la temperatura necesaria ya que es incapaz de equilibrar las pérdidas y ganancia de calor resultado de la temperatura ambiental. La temperatura cutánea es de entre 32 y 33,5 ºC.
Con independencia de las condiciones ambientales de nuestro entorno, para que nuestro organismo funcione de una manera adecuada, en su núcleo interno debe mantener una temperatura próxima a los 37 grados centígrados.
Cuando la temperatura corporal es de unos 35º hablamos ya de hipotermia (el organismo no es capaz de generar el calor necesario para garantizar el mantenimiento adecuado de las funciones fisiológicas), aunque antes de llegar a eso, los mecanismos fisiológicos de defensa comienzan a funcionar rápidamente aumentando la generación interna de calor para mitigar la perdida y mediante el aumento involuntario de la actividad metabólica en forma tal:
- Cierre de glándulas sudoríparas.
- Vaso-constricción sanguínea:
- Disminución de la circulación periférica sanguínea. Se contraen los vasos sanguíneos para evitar que la sangre caliente llegué a los extremos del cuerpo y mantener así el calor en la zona de la cabeza y torso, donde están los órganos vitales; pasamos a sentir más frio en las manos y pies.
- Tiritona que activa nuestros músculos generando energía que va acompañada de calor (transformación química en mecánica/térmica).
- Transformación de lípidos almacenados, transformándose las grasas en glúcidos de metabolización directa.
- Encogimiento donde se reduce la superficie de la piel en contacto con el exterior.
En lo que respecta a la piloerección (la piel de gallina), en humanos, al revés que, en otros animales, no funciona. En otros mamíferos, esta reacción crea una capa de aire junto a la piel que funciona como aislante, disminuyendo la pérdida de calor. En nosotros es un mecanismo de defensa-alarma que nos demanda abrigo.
En cuanto al sexo, el frío entiende de géneros. Las mujeres al acumular más grasa cutánea, gozan un mayor aislamiento lo que hace que pierdan menos calor en iguales condiciones. Una mujer es más tolerante al estrés térmico por frío. No todo son ventajas para la mujer, ya que la velocidad de enfriamiento de las extremidades en ellas, es mayor que en el hombre y por ello tienen más riesgo de sufrir lesiones en pies y manos.
EFECTOS Y SÍNTOMAS DE LA EXPOSICIÓN AL FRÍO
Como ya pudisteis desprender de lo visto hasta el momento, los dos más importantes efectos, por dañinos, del estrés por frío en personas son: la hipotermia, que es el descenso de nuestra temperatura interna; y la congelación de miembros.
En cuanto a la toma de temperatura y la referencia para saber si una persona se encuentra en hipotermia, tenemos que tener en cuenta que los valores vistos hasta el momento son a través de tomas en el recto; lo que en nuestro servicio o en hogares es difícil de medir ya que los termómetros solo nos marcan la temperatura hasta los 35º centígrados.
En cuanto a la sintomatología que pudiera presentar una persona afectada por enfriamiento general vamos a ver la siguiente tabla:
TEMPERATURA INTERNA | SÍNTOMAS |
37,6 | Temperatura rectal normal |
37 | Temperatura oral normal |
36 | El metabolismo se acelera para compensar la pérdida de calor |
35 | Tiritona de intensidad máxima |
34 | Se mantiene la consciencia y respuesta. La presión arterial es normal |
33 | La hipotermia es fuerte por debajo de esta temperatura |
32-31 | La consciencia disminuye; es difícil determinar la presión arterial; pupilas reacciona, pero se encuentran dilatadas. La tiritona cesa |
30-29 | Comienza una pérdida progresiva de la consciencia; la rigidez muscular aumenta, la determinación de la presión arterial y pulso es difícil de determinar; la frecuencia respiratoria disminuye |
28 | Posible fibrilación ventricular |
27 | Cese del movimiento voluntario; las pupilas no son reactivas a la luz; ausencia de los reflejos tendinosos |
26 | Consciencia durante pocos momentos |
25 | Se pueden registrar episodios de fibrilación ventricular espontánea |
24 | Edema pulmonar |
22-21 | Riesgo máximo de fibrilación ventricular |
20 | Parada cardiaca |
18 | Hipotermia accidental más baja para recuperar la persona |
17 | Electroencefalograma isoeléctrico |
19 | Hipotermia más baja simulada por enfriamiento para recuperar a la persona |
Resumiendo, las consecuencias de la hipotermia son:
- Malestar general.
- Disminución de la habilidad manual por: reducción de la sensibilidad del tacto; anquilosamiento de las articulaciones.
- Comportamiento extravagante (hipotermia de la sangre que nos riega el cerebro).
- Congelación de los miembros, especialmente las extremidades.
- La muerte por fallo cardiaco cuando nuestra temperatura baja de los 28 grados centígrados.
Según sea nuestra exposición al frío, podemos encontrar diferentes efectos fisiológicos y psicológicos de carácter temporal:
TIEMPO | FISIOLÓGICOS | PSICOLÓGICOS |
Segundos | Bloqueo inspiratorio, hiperventilación, aumento de la frecuencia cardiaca, vasoconstricción periférica, se eleva la presión arterial | Sensación cutánea, malestar |
Minutos | Enfriamiento de los tejidos y de las extremidades, deterioro neuromuscular, tiritona, congelación por contacto y convección | Reducción del rendimiento, dolor por enfriamiento local |
Horas | Menor capacidad para el trabajo físico, hipotermia, lesiones por frío | Deterioro de la función mental |
Días / Meses | Lesiones por frío si congelación, aclimatación | Habituación, menores molestias |
Años | Cronicidad de daños cutáneos |
LA SENSACION TÉRMICA
Hay días que, aunque la temperatura del aire es la misma que en otros que tomamos como referencia, sentimos más frío que en esos, es lo que llamamos sensación térmica, sensación de frío o calor que siente la persona según una combinación de parámetros meteorológicos.
Su valor, el índice de Sensación Térmica por Frío (Wind Chill Temperature Index), se refleja también grados centígrados. En la estación invernal ese valor depende de la combinación de viento y temperatura (en verano con la humedad). Estos factores son los que aumentan nuestra sensación de frío. La diferencia entre la temperatura de nuestra piel y la del aire, sumando el efecto del viento, aceleran la pérdida de calor del cuerpo. Cuando la temperatura es menor que 32ºC (temperatura de la piel), el viento disminuye la sensación térmica. En cambio, si la temperatura supera los 32ºC la aumenta.
A continuación, en la tabla, vamos a ver como la temperatura que percibimos varía con respecto a la temperatura ambiental y la velocidad con la que sopla el viento:

La sensación térmica se calcula para valores de temperatura inferiores entre los 10 ºC y hasta -50º.
No prevé el impacto del sol, que puede incrementar la sensación térmica invernal entre 5 y 10 grados centígrados. Prevé el contexto más desfavorable (cielo nocturno despejado).
Si midiéramos el viento a la altura de nuestra cara el valor medido con esta tabla debe multiplicarse por 1,5.
AUTOR:

ALEJANDRO LÓPEZ CALVIÑO
Policía Local
Técnico Superior (tres especialidades) y perito judicial en PRL.
Experto en Seguridad Vial. Investigador de Incendios y Explosiones.
Nunca está de más el tener una información así. Lo bueno sería pasárselo a Riesgos Laborales de los s Ayuntamientos, al Jefe del Cuerpo,al concejal del Area y al Alcalde para que no se escaoe nadie de responsabilidades.
Un saludo.
Muchas gracias, José Manuel. Si tú y el resto de compañeros participan en la cultura preventiva lo logramos. El Ministerio de Trabajo y la Seguridad Social, han entendido el frío como un riesgo y así por condiciones penosas, adelantaron la edad de jubilación. El siguiente artículo, la segunda parte tiene la incidencia de la COVID. Espero que os ayude en la prevención. Gracias.
Cómo siempre , información de mucha utilidad. Gracias
Gracias a vosotros por seguirnos y contribuir en fomentar la cultura preventiva en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.
Información que no sólo nos sirve para el trabajo, también para el deporte. Gracias ISFES.
Muchas gracias por la información. Ha sido muy interesante y didáctica.
Gracias
Gracias a vosotros por seguirnos y contribuir en fomentar la cultura preventiva en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.